Cada uno nos hemos criado en diferentes familias con diferentes grados de violencia, en los que se entiende que el respeto se gana por ser el más fuerte, ya sea emocionalmente como físicamente.
Este fin de semana pasado mi suegro de 80 años le pego a mi sobrino de 5 por desobedecer. No ha sido la primera vez, pero si puede que haya sido la vez que más daño físico le ha causado. Evidentemente a mi cuñada no le pareció nada bien pero tampoco han hablado de ello. Lo dejaron pasar y ya. Yo lo he hablado muchas veces con ellos. Y la respuesta de mi suegro es siempre la misma. El no puede evitarlo, su reacción hacia una falta de respeto como puede ser la desobediencia se paga con violencia física.
El se quedó sin padre con 6 años y su madre sola con 4 hijos muy pequeños. La mujer no podía con los cuatro niños sola y le pedía ayuda al vecino cuando necesitaba que alguien le enseñara a los niños a respetar. Así que el vecino venía a pegar a los niños a petición de la madre. De forma que los niños aprendían que es el hombre el único que puede imponer respeto y solo se puede aprender a través de la violencia.
Mi suegro por tanto, educó a sus hijos de la forma en la que él aprendió, pegándoles cuando necesitaba enseñarles respeto y buenas maneras. Ahora el padre de la criatura está en contra de la violencia física, por lo que no toca a sus hijos. Sin embargo, esa huella q lleva impresa desde su infancia sale a relucir en muchos ataques de ira que no puede controlar, por lo que por cosas pequeñas abusa de los gritos y las salidas de tono.
Y me direis.. mejor tener ataques de ira que pegar a un niño. Y si, de acuerdo a los valores morales de hoy día así es. Pero quiero ir más allá y que reflexiones un poco. Al final, la toma de consciencia consiste exactamente en eso. En darnos cuenta de si estamos actuando de forma “libre” o estamos siguiendo patrones o huyendo de ellos, que al final es lo mismo.
Todas queremos ser las mejores madres para nuestros hijos, pero la verdad es que sin consciencia, nos convertimos en copias de nuestras madres y de nuestras abuelas.
Tal vez en vez de pegar, gritamos a nuestros hijos y les insultamos. Pues si me preguntas a mi, te diré que no veo ninguna diferencia entre pegar a un niño y gritarle diciéndole que es un bueno para nada y todo lo hace mal, por ejemplo. Ambas son violencias, una es física y la otra es emocional. Como hoy día, esta mal visto pegar, los padres gritan a sus hijos y los insultan. Ahora también está mal visto, gritar al niño en sitios públicos, porque significa que no tienes al niño bajo control.. Así que lo resuelven dandole un móvil para distraerlo y que no monten el espectáculo donde no deben. Como ves se va poniendo parches, pero no se ataja el problema de raíz, que es, el niño necesita que le muestren donde esta el límite.
Hace 50 años se educaba pegando, hace 20 años, gritando e insultando, hace 10 años dando Tablets, ¿y ahora? Dando educación “especial” a los niños porque los adultos seguimos sin saber conectarnos con ellos. Y así seguiremos poniendo parches y evadiendo nuestra responsabilidad para con ellos. De ahí, la importancia de conocernos a nosotros mismos y conectarnos con ellos a otro nivel.
Si yo fuera mi cuñada, no estaría tan preocupada por la nalgada sino porque mi hijo recurre a la falta de respeto para interaccionar con los demás. Sé que lo más fácil es señalar al otro, pero eso ya lo hacemos todos los días. Este espacio es para encender una pequeña luz de consciencia y conectarnos un poquito más con nosotros mismos.
¿Qué necesita de mí mi hijo para enseñarle lo que es el respeto hacia los demás? ¿Cómo le enseño a escuchar a los demás y que entienda donde están los límites para mantener una convivencia armoniosa con todos?
Mi suegro no va a cambiar, pero yo como madre puedo marcar una diferencia y enseñarle a mi hijo que se puede crecer sin gritos, amenazas ni violencia física. Cuando mis hijos faltan el respeto a alguien, ya sea a la profesora, a la abuela o a su hermano, les explico que tiene otras opciones, que no necesita hacer eso para interaccionar con los demás. Por ejemplo, uno de mis hijos iba en el coche sacando la lengua a los que paseaban por la calle, le dijimos su padre y yo que se fijara ahora en la diferencia que provocaba en los demás si en vez de hacer eso, les dedicaba una sonrisa y les saludaba. Vio enseguida la diferencia y ya se pasó el resto del trayecto saludando y sonriendo. Se trata de darles opciones, de explicarles el efecto que produce en los demás sus acciones.. y te digo una cosa, los niños no son tontos. Lo entienden absolutamente todo. Solo tienes que tener la paciencia y el tiempo de explicarles las cosas y te aseguro que no necesitas amenazas ni gritos ni nalgadas…
¿Eso significa que si uso los gritos, las amenazas y las nalgadas soy mala madre o estoy haciendo algo mal en la educación de mis hijos? No, por supuesto que no. Pero me gustaría que reflexionaras, que auto-indagaras, porqué actúas así y si eres de las que buscan un cambio en este mundo y te gustaría que no hubiera violencia entre nosotros, con los animales o con el medio ambiente, busques en ti en qué puedes mejorar mostrándoselo con tu ejemplo a tus hijos que SI se puede conseguir un mundo SIN violencia.
Espero que esta entrada te haya hecho por lo menos preguntarte y reflexionar sobre este tema.. Comparte conmigo tu punto de vista si así lo deseas! Que tengas una semana muy bonita y sobre todo, consciente.
Con mucho cariño,
Cristina