¡Hola! Qué alegría que te des un tiempo para leerme.. ¡Bienvenida a este espacio!

Hoy quería hablarte de algo muy importante. Estate atenta y cualquier inquietud o duda, sabes dónde encontrarme.

Esta entrada de hoy va sobre la motivación que le brindamos a los niños durante su crecimiento. Voy a contarte algo personal para que entiendas lo que quiero transmitirte con este escrito. Vamos allá.

Resulta que mi hijo tenía un examen de los fenómenos meteorológicos y su padre se preocupó mucho porque quería que el niño sacara una buena nota. Yo soy más de dejar que sucedan las cosas y si hay algún problema, hacerle frente, pero mi marido es opuesto a mí (El es mi espejito). Bueno, el tema es que el niño se había leído el tema un par de veces conmigo y el padre la noche de antes le dice, ven, vamos a corroborar que te lo sabes todo. Yo me siento enfrente para constatar que efectivamente se lo sabe todo… Sin embargo, sucede todo lo contrario. Mi marido empieza a preguntarle y el empieza a dudar a la hora de responder. A lo que mi marido reacciona poniéndose nervioso y diciéndole que él le había dicho que empezara días atrás a estudiar porque no se sabe nada y mañana es el examen. Yo miro la escena estupefacta porque sabía perfectamente que el niño se sabía la lección y empecé a ver claramente cuán importante es MOTIVAR a los niños para conseguir los objetivos. Mi marido en ese momento lo estaba desmotivando, diciéndole que no se sabia nada y creándole estrés pues mañana era el examen. Pude ver perfectamente cómo la expresión corporal del niño cambiaba totalmente haciéndose pequeño y poniendo ojos de preocupado.

En ese momento, les dije.. ¿Pero qué estáis haciendo? Por supuesto que él se lo sabe todo. Y empecé a preguntarle cosas muy fáciles para que se fuera animando.. Cada vez que me decía una respuesta acertada, le motivaba diciendo, ¿Ves? ¡Claro que te lo sabes! Y hacia una fiesta y contaba algo gracioso para que se riera. Después de tres aciertos, empecé a preguntarle las difíciles.. adivina qué sucedió.. ¡Exactamente! se lo sabía todo. Su expresión era de orgullo y de alivio y también estaba disfrutando, porque además de obtener nuestra atención, estaba sintiéndose seguro de sí mismo.

Espero con este pequeñísimo ejemplo, haberte enseñado lo importante que es transmitir una emoción que empodere al niño. Las emociones son las que nos hacen movernos de donde estamos (esto te lo explico mejor en el tercer libro, tus hijos tu legado). Por esa razón es vital transmitirle las adecuadas al niño para que cada día se supere a si mismo.

Otro punto a destacar, su opinión de si mismo es la que tienes tu de él. Ni más ni menos. Si tu crees en el, le transmites seguridad, confianza, le animas y le apoyas, le habrás dado lo más importante para que desarrolle todo su potencial. Este punto seguro que lo corroborarán muchos profesores comprometidos de corazón con la enseñanza. Si motivas y animas a un niño, éste es capaz de sacar un potencial impensable, incluso para sí mismo.

Por lo tanto, nuestra función como padres es dar las condiciones adecuadas para que crezca. Te pondré un simil que me encanta: somos como esa tierra y ese agua que las plantas necesitan para crecer. Y el niño es esa semilla que con la ayuda de un entorno nutritivo y seguro, crece fuerte y sana.

¿Qué te pareció la entrada del Blog de hoy? ¿Te gustó? Si es así, comparte en tus redes sociales este artículo.. ¡Gracias!

Espero que te haya ayudado un poquito y que cada día motives más a tus seres queridos (también sirve para maridos) para que todos seáis vuestra mejor versión.

Con muchísimo cariño,

Cristina Nadal

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies